sábado, 13 de octubre de 2012

Revolución - Capítulo 1



1
  
Nadie pensó en las consecuencias de sus actos el día en el que lanzaron la primera bomba, hace ya sesenta años. Desde ese momento, comenzó la peor guerra que ha vivido la Tierra en toda su historia. La llamaron la Gran Guerra, como si realmente estuviesen orgullosos de lo que habían iniciado, diciéndole a todo el mundo que un gran cambio se aproximaba.
Fueron años de destrucción, muertes y pérdidas. Todos los países del planeta participaron en las grandes batallas, buscando alzarse con el poder absoluto. Nadie estaba de acuerdo con los gobiernos de los Tiempos de Paz, por lo que decidieron que lo mejor sería que un solo país gobernase ante todos.
Los más pequeños fueron los que primero cayeron, invadidos por los más grandes, sin embargo, pronto se formaron las primeras alianzas, tratando de buscar apoyos para luego repartirse los beneficios. Esa idea caló en todos, y pronto se convirtió en una guerra entre únicamente dos bandos.
Diez años después, la Gran Guerra se dio por terminada. Los vencedores formaron lo que denominaron como el Gobierno; un gran grupo con los magnates más poderosos, que gobernarían el nuevo mundo. Sin embargo, aquellas personas que perdieron la guerra, a los que después denominaron como Traidores, fueron abandonados a su suerte.
El Gobierno aprovecho la perdida de grandes ciudades para empezar una nueva civilización. Construyeron edificios de alta tecnología, ciudades diseñadas para las comodidades de la gente, o al menos de unas pocas. No todo el mundo disfruta del lujo. Las personas fueron reagrupadas, encerradas en cinco Zonas distintas dependiendo de su clase social. La Zona 1 quedó reservada exclusivamente para el Gobierno, mientras que en la Zona 2 habitan los más ricos, junto con los líderes de las empresas. En la Zona 3 vive la clase media, en la Zona 4 los más pobres, y en la Zona 5 los Traidores.
En un comienzo, el bando vencedor decidió que todos deberían morir. No merecían vivir en un mundo que ellos defendieron por no conseguir. Pero el número era tan elevado que se temía que la raza humana quedara reducida prácticamente a la mitad. Supongo que al fin y al cabo nos necesitan.
Yo vivo en la Zona 5, junto a mi hermana Debby. Mis abuelos participaron en la guerra en el bando de los Traidores. Debido a esto nunca he conocido la vida fuera de las fronteras, aunque tampoco tengo curiosidad. Solo algunas veces he llegado hasta la gran alambrada que separa la Zona 5 de la Zona 4 por alguna misión.
Desde que mis padres murieron en una redada policial, soy yo el que tengo que mantener a Debby. Ella está enferma, infectada por un virus que apareció hace pocos años. No es mortal si toma una dosis semanal de la medicina que produce una de las empresas del Gobierno, pero es cara, y aquí solo se puede conseguir de contrabando. Por ese motivo tengo que realizar de vez en cuando alguna misión.
Mi padre también ganaba dólares globales gracias a estos encargos. Él me enseñó todo lo que necesitaba para salir con vida de las más peligrosas. Aprendí a escalar, a moverme por los tejados de manera rápida y precisa, a escapar cuando es necesario, pero supongo que no es suficiente en un mundo como este. Le debo mucho, al igual que a mi madre, por eso siempre trato de coger las misiones más sencillas. Las de transporte son mis favoritas. Simplemente cojo el maletín y lo llevo donde me indican.
Aunque mi hermana tenía nueve años cuando mis padres fueron asesinados, ese hueco es difícil de llenar. Siempre intento agradarla, protegerla, pero no siempre es posible. Con nosotros vive mi amiga Jennifer desde el día que sus padres también murieron en una pelea en un bar. Ella siempre está con Debby, y es como una madre para ella. Conoce bien las plantas y sus efectos, por lo que hace remedios caseros muy buenos que luego vende en la Central o intercambia por comida para todos. Desde que la conocí cuando yo tenía diez años, siempre hemos estado muy unidos, y siempre he podido contarle lo que me atormenta.
Con todo, la vida en la Zona 5 es dura. Hay asesinatos todos los días, robos y peleas, pero nadie hace nada. Vivimos en una especie de anarquía, en la que todo el mundo se preocupa de lo suyo y de nadie más. Si te entrometes en los asuntos de otras personas, acabarás muerto, y nadie llorará por ti.
En otros lugares del planeta, el Gobierno ofrece vigilancia y demás servicios, pero aquí ni si quiera funcionan los hospitales. Muchos de los nuestros han conseguido pasar la frontera y conseguir así otra oportunidad en otra Zona, sin embargo, muchos han muerto en el intento. Nadie va a cuestionar la muerte de un Traidor.
A pesar de todo, se rumorea la existencia de pequeños grupos, de organizaciones secretas que se organizan para levantarse contra la situación, intentando implantar de nuevo aquellos de los Tiempos de Paz. Pero nunca nadie ha sabido de ellos y tampoco se les ha visto por aquí. Aun así, siempre tengo la esperanza de que sean reales, esperando mi momento para formar parte de ellos y salir de aquí para siempre.

Mi nombre es Guillermo, y esta es mi historia.

0 comentarios:

Publicar un comentario